SOMOS RESERVAS DEVENIMOS SUSTRACCIÓN

 

Este texto fue escrito en el marco de la “semana de agitación contra el capitalismo extractivista y por la libertad” realizada del 23 al 29 de agosto del 2021 en todo Abya-Yala. La tecno-ciencia nos impone caminos maquinicos y de engranajes que nos conducen a un almacenamiento de toda potencia viva: somos baterías existenciales. En este sistema de devastación todo quiere ser controlado y más aún la potencia insurrecta. Toda sociedad es una prisión, toda prisión es un almacenamiento de formas de vida y todx prisionerx es una sombra que nos acompaña en todas direcciones en este negro camino de destrucción de lo existente. Nosotrxs buscamos sustracción, buscamos acontecimiento, el momento sin lugar y tiempo de confrontación que en el peligro más acucioso de explotación nos llama a defender la ausencia radical de fundamento: an-arquía.-

 

TRAGUE UNA LUNA DE ACERO

Me tragué una luna hecha de acero.
Hablan de ella como si fuera un tornillo.
Me tragué estas aguas industriales,
esos documentos de desempleo.
Lxs jóvenes inclinadxs sobre maquinas mueren
antes de tiempo.
Me tragué el ajetreo y la destitución.
Tragué puentes peatonales,
la vida cubierta de moho y herrumbre.
No puedo tragar más.
Todo lo que tragué borbotea de mi garganta
desplegándose sobre la tierra de mis ancestros
en un vergonzoso poema.

Xu Lizhi

 

SOMOS RESERVAS

 

I


La tecno-ciencia nos impone caminos maquinicos y de engranajes que nos conducen rectos y obedientes a un almacenamiento de toda potencia viva. La tecnociencia es la cosmovisión actual de la sociedad capitalista. Somos baterías existenciales. La tecno-ciencia no es un medio ni un fin práctico, es la neutralidad que se erige como a-política y noideológica. En su discurso propone la verdad como imparcial. Pero sabemos que no existe la ciencia como una expresión neutra, independiente de la técnica y la producción. En ella subyacen todas las formas de las relaciones de nuestras vidas. El dominio técnico y científico es la ideología del conflicto en el que nos insertamos. Es el fundamento del control absoluto de todo lo que aparece. La tecno-ciencia es la manifestación actual de lo total. Superación absoluta que nos impone sacar toda a luz: hacerlo todo disponible y consumible. Somos elementos de una gran cadena de montaje cuyo movimiento esencial es puro y simple acrecentamiento: ES UN +. Suma, suma, suma y acumulación. Lo humano como racional todo lo quiere dominar.


II


Leamos el poema Trague una luna de acero de Xu Lizhi y pensemos ¿Dónde habita la tecno-ciencia? ¿Dónde se insertan los dispositivos? Xu Lizhi se suicidó, su muerte fue una acción. Este obrero de la fábrica industrial Fozconn (máxima industria de ensamblaje de celulares) hizo más acciones de las que conocemos: escribió poesía. Él escribiente vivió, tragó y funcionó como elemento de un ensamblaje del cual aún somos reservas. Los dispositivos se tragan y se enfrentan, están adentro y afuera. Los dispositivos son la mediación: lo que tú ves es lo que debes ver, lo que tú haces es lo que esperamos, lo que tú bebes es lo que desechamos. ¿Viste tu cara en la pantalla negra de tu celular? Ese fue hecho en una fábrica, posiblemente en la que trabajó Xu. Cuando lo enciendes creas identidades reales: virtualidad. Estos dispositivos son ideales en las épocas de encierro, más aún, son el encierro hecho época. El volverse individuo aislado. El dispositivo crea y sostiene sujetos liberales, es lo propio de nuestro actual existir. Eres dueñx de ti mismo, autárquico, te das a ti mismx la ley y la obligación de permanecer. Todo el derecho privado te pertenece y para eso solo debes a-parecer. Sociedad espectacular y especular donde todo es un gran show. Nada de enemigos, solo la necesaria neutralización de tu cuerpo. “Jóvenes inclinados sobre las maquinas mueren antes de tiempo”. Administran nuestra vida pero sobre todo nuestra muerte, política y gestión del cuerpo que nos determina a morir. Cuando morir, como debemos morir. Es simple, nos obligan al encierro para hacernos individuos. Nos obligan a ser cada vez más indivisos, aislados. Más fácil es controlar lo atómico y lo quieto, hacernos números codificables, objetos identificables. Y después que traguemos sus lunas de acero, vacunas, transgénicos, consumo inevitable que nos hace morir antes de tiempo. Somos tornillos, somos dispositivos. ¿Que recrea los dis-positivos? El poder en su función positiva. La tecno-ciencia es un ensamblaje que controla y genera poder, coerción y funcionamiento. Te hace actuar de determinado modo. Te hace vivir una determinada forma de vida. El poder es la relación autoridad-dominación inserta en una red. Esta red que va desde la represa al agua que mágicamente sale al girar la canilla, esa agua que se mueve por tuberías, tuberías producidas en fábricas, fábricas en las cuales hay agua, agua que bebe quien labura la fábrica, si es que puede. Mientras tanto algunxs hacen un vergonzoso poema como regurgitación en la tierra de sus ancestros. 

III

No queremos hacer crítica. La tecno-ciencia no es subalterna del modelo productivo, es su funcionamiento intrínseco. La tecno-ciencia es cosmovisión totalizante. No existe otra forma de ver el mundo si no es con sus códigos, sus formas y sus recursos. Usamos su lenguaje. Somos como producimos. La conciencia es resultado de las condiciones materiales de producción y su historicidad. Esta es la época tecno-cientifica. Es la época del peligro absoluto y nace de una realidad material concreta, la explotación y control de toda potencia viva. El darse propiamente técnico de nuestra actualidad esconde un sintagma: La Razón produce máquinas. La crítica y la crítica de la crítica, tanto de la razón como del capital proponen un método técnico, ellxs le llaman dialéctica. Ella presupone algo claro: la razón capitalista puede ser superada. Hay otra razón posible y mejor.

IV

La cosmovisión tecno-cientifica y su economía extractivista se materializa en el control territorial de los Estados. El Estado tiene función administrativa de la ideología capitalista. El Estado promueve la ciencia y su investigación fundamentado en el I+D: investigación científica + desarrollo tecnológico. El resultado de la suma es progreso. El progreso busca el control absoluto que se erige como el único futuro posible bajo la premisa de mejorar las condiciones de vida. Sin embargo, solo genera una aguda dependencia a las mercancías que deben reproducirse sin detenimiento a medida que se devasta la tierra, llegando a daños irreversibles. El Estado promueve la ciencia para imponer nuevos procedimientos tecno-industriales y con ello gestionar nuestras formas de vida. El Estado es el cuerpo social donde se encarna el espíritu tecno-científico.

V

El Estado se erige como neutral, aquel mediador que evita la guerra de todxs contra todxs. El Estado nace de una renuncia, renuncia de nuestra libertad para asegurarnos la vida y tras ello ejerce su soberanía mediante la ley. Pero el fundamento del Estado es la excepción. La crisis permanente, el peligro constante que permite al Estado salirse de la ley para hacerla cumplir. Esto implica mayor militarización, control de zonas estratégicas. El Estado siempre busca la neutralización de los peligros que detengan el progreso y el acrecentamiento técnico. En simples palabras: Para mantener el orden la excepción contiene y encierra la diferencia. Cárcel a todxs lxs que pongan su cuerpo frente al enemigo, cárcel con penas más largas a lo que atente en la excepción. Pero he ahí el fundamento: la excepción es la normalidad. Lo normal y neutro es la constante crisis, en ellas el progreso se vuelve necesario. Nos dicen: el progreso es la forma de salir de la crisis, pero el sistema pervive de ellas. Provoca y recrea crisis. La crisis como forma de vida.

VI

La tecno-ciencia nos hace reservas. Guarda y contiene toda energía. Detiene el flujo y el devenir de lo vivo. Hace todo aparecer a la manera de lo visible y lo sólido. La tecno-ciencia tiene la necesidad de subordinar la fuerza de toda potencia viva a conductos, canales, engranajes, diques. Estancar y conducir todo flujo. Busca volver lo heterogéneo homogéneo y dejarlo absolutamente quieto. Hacer de lo cambiante permanente e idéntico. Somos una  gran  central  energética, una gran trama de fuerzas calculables. Este es el último tiempo posible. La tecno-ciencia nos ha llevado al riesgo absoluto del acrecentamiento de la muerte y la impotencia. Momento culmine, donde todo lo vivo se termina. Aunque siempre fue el tiempo final.

 

DEVENIMOS SUSTRACCIÓN

I

Nosotrxs queremos echar fuera una gran cantidad de energía: devenir explosivos. Nosotrxs no tenemos rumbo cierto, somos parias del pensamiento, linyeras, errantes: nosotrxs venimos de la nada y no vamos a ningún lugar. Nuestro camino no persigue rumbo fijo. Nosotrxs mezclamos de manera precisa, tenemos medida las cantidades. Un poco de reflexión y poesía es nitrato de nuestro ingenio. Lo demás son gramos de carbón el mismo que sale de las entrañas de la tierra que desangra mercancía. El azufre viene de nuestro paraíso,  el de vivir.

II

Nos han inventado un tiempo: el tiempo de producir, de sacar todos los secretos, de extraer absolutamente todo lo oculto, de hacer a la NADA SER. Pero la nada guarda en su oscuridad un origen sin origen. Nuestra sustracción es del orden del acontecimiento. Buscamos el momento sin lugar y tiempo, la confrontación que en el peligro más acucioso de devastación nos llama a defender rabiosamente la ausencia radical de fundamento: an­arquía.

III

Somos tratados como baterías existenciales. Eso implica una acumulación incierta de energía, toda la potencia de la vida almacenada que desea salir de sí, eyectarse. Estamos en la época esquizoide, nuestra forma de vida quiere desbordar. La existencia no puede ser contenida en estructuras impuestas. Queremos la catarsis y la destrucción de lo real. Nos han impuesto el + y la plenitud. Queremos negar, negar y destruir. Buscamos delirar, salir del surco. Pero lo sabemos, no podemos salir del todo. Solo habitamos su límite, en el límite cavamos hacia el origen.

IV

Nuestro fin es uno y simple: la destrucción del orden existente. Estamos en la guerra civil mundial. Para luchar tenemos una táctica y es informal. No estamos en ningún lugar, en ningún lugar aparente. Nos movemos de manera aleatoria. Carecemos de centros. Nos encontramos en las interzonas, confluencia entre proyectiles afines. Grupos y otros grupos, no amigxs, no queridxs sino sensiblemente vinculadxs, agrupación temperamental por amor y prácticas en común. El no-lugar es también propio de la época tecno-cientifica: los bondis, la web. No llamamos a replicar sino hacer mapas, mapas es lo que queremos hacer, no calcos de los no-lugares, sino no-lugares como nuevo invento. Abrasemos la incertidumbre haciendo material la escapatoria ¿Juguemos con mapas? No hay realidad física primera. Todo el mundo es una representación. El «mundo» no es hasta que de él se hace espacio, el cual debemos inventar, crear aquellas zonas indeterminadas y escapadas del gran ojo. Es en la locación aleatoria y de coordinación entre objetivos donde se encuentran los cuerpos. En lugares momentáneamente autónomos y que a su vez entremezclan formas y acciones. Seamos miedo para el tumulto, no queremos masas, no queremos unidad, nuestra potencia es proyectil, esquirlas que desperdigan y corrompen la máquina, la maquina absoluta. No queremos liberación total, solo momentos, espacios, ausencias. Nuestra forma de vida es ahora ante el peligro y en el peligro, y de cara a la muerte. Lo efímero que hacemos es innombrable, no por ser secreto, sino porque no merece títulos. Somos una banda, somos manadas, somos pocxs, somos indirectamente lxs mismxs hormigas negras de siempre y estamos en ningún lugar y en cualquiera.

V

Devenimos sustracción. Frente a la suma calculable y determinada de la metafísica reinante que quiere dominarlo todo, toda la tierra, toda la existencia: proponemos la resta. Hacer caer la soberanía. Pregonamos la soberanía de nadie, soberanía sin Dios ni Amo ni Estado. Somos ser-con. Comunidad primitiva que no le debe nada a ninguna autoridad. Somos en el ápice de ausencia de arkhé. Comunidad sin comunidad, sustracción de cualquier unión, de cualquier organización. No deseamos la confusión ni la igualdad. Que cosa más triste que un mundo de todxs iguales. Pero es claro, algo nos une, hay archipiélagos, conjuntos de islas divididas por mar, debajo de las islas hay algo. Al escuchar el relato sabemos, las islas están unidas debajo del mar por más tierra. Pero ¿debajo de la tierra qué? NADA. Ya lo sabemos, estamos fuera de toda lógica. La sustracción no es oposición, es quiebre y collage. ¡La guerra ya está perdida! ¡El final es ahora! Buscamos agilidad que en una constelación de grupos en guerra apunten a rupturas sico-sociales. Ataques de sorpresa y de desgaste. Golpes cualitativos que no buscan cabezas ni rostros sino engranajes y funciones. Cambiarlo todo es imposible, cambiarlo todo es magnánimo ¿reemplazarlo porque? ¿Un bello sueño de anarquía? ¿Un paraíso donde habrá igualdad de consumo? Las sociedades primitivas sin estado, sin ley y sin amo están momentáneamente en guerra y mientras dure no habrá estancamiento, lo que se estanca se jerarquiza. Habrá que inventar momentos, momentos que son duración. Buscamos la expansión y multiplicación de la sustracción. Restar por intensidad y por afán, restar por risa, restar por gusto, por placer, por amor. Sedición y deseo de ver todo derrumbarse, de ver caer el suelo y el suelo debajo de este.

VI

«¿Les parece exagerada nuestra forma de pensar? Es lo que  hay,   la  guerra  es   lo  que  hay.».   En  esta  forma de existir solo nos queda defender la excepción ya no como normalidad sino como situación caótica. Algunxs le llaman revuelta. Es la expresión azarosa de conflicto, jamás permanente, jamás totalizante, jamás normalizadora. Esta demás decir, carece de líderes, pero sobre todo carece de unión. Las viejas estúpidas tácticas atacaban palacios, plazas centrales, eso era una revolución, el proceso acelerado de toma del símbolo. En nuestra excepción no se toma nada ni se mantiene ningún símbolo. La lucha iconoclasta es por la metáfora, aquella que no dice sino señala, no compara sino que traslada de aquí para allá el sentido. Es móvil y errática. Salimos de la ley pero no para hacerla cumplir, no nos interesa, sino por hacerla desaparecer. La materialización de nuestros deseos es ver caer la ideología. No palacios, no centros sino lo que subyace y se pone por encima, sujeción, sustrato de la imagen del mundo. Habitamos la excepción. Nuestro habitar es terrorífico: ante más estado de sitio más sitios de ocultamiento. Ante más defensa de centros neurálgicos y de abastecimiento más diversificación de ataque. Ante más luz más noche, ante más noche más difusos somos. Ante más normalidad más excepción. No creemos en la razón, en ninguna de sus alternativas. Para la razón crítica la negación es alimento de fagocitación que implica una lógica del acrecentamiento. Nosotrxs no queremos volver racional ni irracional la realidad, ni explicarla absolutamente. No apelamos a métodos dialecticos. No queremos dialogar ni negar al enemigo para al final reafirmarnos en otra identidad. Queremos la eliminación de lo existente. Es simple: erramos. Nuestras palabras no alcanzan o son lo suficientemente extrañas para no ser codificadas: lenguaje explosivo. Ni critico ni racional. Queremos pasión de la sustracción. Queremos lo común, no como unidad y prisión totalizante, lo común como diferencia. El devenir heterogéneo que fisura lo establecido, que carcome lo eterno, idéntico y constante en el no-tiempo de la violencia insurrecta. Perdieron, perdimos pero ahora nos sabemos en el momento preciso.

 

 

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