CRÓNICA ACÉFALA DE UN AJUSTE DE CUENTAS

Fotografía del 28 de abril de 1945 cuando el fascista italiano Benito Mussolini fue ejecutado por antifascistas en el pueblo de Giulino de Mezzegra en el norte de Italia.

«La única sociedad llena de vida y fuerza, la única sociedad libre es la sociedad bi o policéfala que ofrece a los antagonismos fundamentales de la vida una salida explosiva constante, aunque limitada a las formas más ricas. La dualidad o la multiplicidad de las cabezas tiende a realizar en un mismo movimiento el carácter acéfalo de la existencia». 

George Bataille, La conjuración sagrada.

Podemos asegurar que quienes carecen de cabeza no pueden poner la otra mejilla. Quienes vivimos la existencia explosiva de la ausencia de principio con impostergables cefaleas erguimos nuestro rostro en el centro del pecho. Ahí radica nuestra certera voluntad de presenciar con risa y delicadeza la huida pavorosa de cada jefe que se nos cruce en este putrefacto mundo. En cada uno de estos pequeños gestos de descriterio se enciende en nosotrxs el bello deseo de degollar la cabeza mayor de este orden existente.

Es necesario retroceder para comenzar. Ya hace mucho tiempo que se perdió la vieja escuela. Antiguamente, quizá en el siglo pasado cuando se decía antifascismo, se declaraba un pre-fijo «acción». El lema era simple: APLASTAR AL FASCISMO EN TODAS SUS FORMAS. Era un movimiento común, antiautoritario y violento. Su raíz partisana conocía bien la táctica de ataque y sustracción. La masa era el lugar común de repliegue y anonimato. La experiencia partisana tenía en su cuerpo la expropiación de sí. La salida al mundo con el fin de subvertirlo. La sustracción del cualsea frente a la tiranía de la maquina fascista. Se sabía que esta era una guerra de intensidades, sin nombres, invisible y subterránea. La aventura partisana acontecía en el gesto silencioso de los cómplices. Un desplazamiento del dolor-padecimiento al dolor-alegría. Ética de guerra en nombre de nadie, por el simple deber de darle venida a sus muertxs y por el bello gesto de notar el orden derrumbarse.

Hay algo del silencio en el viejo juego del secreto que no hemos sabido corresponder. La exigencia histórica y la coyuntura actual nos enfrentan nuevamente al «instante de peligro». Sin embargo, pareciera que el habla o hablar por hablar —en la época de la mostración total— no nos permite escuchar los susurros que «vuelven a pasar por el corazón». Hoy el «decir» y el «hacer» no se corresponden. Se vive en la autocelebración patética que se denomina  «espectáculo». Se quiere mostrar todo y que todo sea exhibido. Cada cual es más importante que el enemigo. El común es cada quien en la exaltación de su mostración. El tumulto no ve a quien se debe aniquilar.  En ello el respeto se traduce en pacificación.  Es esa la maximización demócrata. ¿Visibilizarían que nada ocultan?

Pues bien, sin ocultamiento no hay defensa; sin defensa no hay ataque. Sin ataque la aniquilación será total.

Ya no nos queda más una decisión, luchar o ver toda vida valorarse volátil cual mesa de simientes encantadas. Nos alegra exponer nuestras sensibilidades a la escucha del «CÓMO» de quienes colgaron al Duce, con los pies bien arraigados aplastaron su cabeza y con ello la momentánea arkhé del régimen fascista.

Hoy el mismo fundamento resurge, aunque herido con la bala de Valerio. Hay que rastrear en el pasado lo que continúa operando dentro de nosotrxs y replicar conspiraciones antiguas de quienes encontraron en la acción el remedio contra el miedo. Intentaron atarnos de manos en otrora hasta quebrarnos los ojos y aprendimos a vengarnos hasta quebrarles los tobillos. No seguiremos ya el camino al confesionario. Bien nos enseñaron que frente a la debacle, se mata a lo que mata hasta que guinde de cabeza el mando de sus lenguas.

Recordar la experiencia histórica partisana es mucho más que poseerla como res de memoria, subsumirla a la retórica del victimismo o hacer de ella un fetiche. Recordar es hacer de su aventura la nuestra. Restituirla en nuestro corazón es, quizás, abrazar las contradicciones de un grupo intempestivo arrojado a la vida. Habitar con ellxs nuestro presente de lucha.

Lo que está en cuestión es la inútil reparación de una civilización que opera sobre trizas. Hoy, una vieja epifanía nos cuida: quien a hierro mata, a hierro muere. Y si eres de aquellxs que solo espectan o de esxs que nunca quedan mal con nadie a plena vista y procuras mantener tu normalidad en un mundo plagado de nuestra sangre, solo te exigimos algo (a sabiendas que portamos letal veneno): si alguien pregunta, nadie sabe ni ha visto nada .

Procuremos que viva…
Hasta que todas las balas sean devueltas y no quede testa a la que rendirle sumisión

Comparte este post

WhatsApp
Telegram
Email

Relacionados

MIGRANTE

Sub-yectil

25 octubre, 2025

habla la herida

Consideraciones afines

20 octubre, 2025

Las venas abiertas del caracazo

Consideraciones afines

6 octubre, 2025

ENTREVISTA CLANDESTINA I

Sub-yectil

30 septiembre, 2025

Pensamiento de Zarathustra

Círculo de lecturas a destiempo

30 septiembre, 2025

ENTREVISTA CLANDESTINA PILOTO

Sub-yectil

29 septiembre, 2025

Deja un comentario

"¡solo QUIENES saben responder a la voz del abismo pueden rozar las estrellas!"
Renzo Novatore